miércoles, 20 de marzo de 2024

                                           EROTISMO Y SENSUALIDAD


Por Armando del Valle

 

 

Buscar definiciones y comprensión del erotismo y de una de su más audaz manifestación la sensualidad, es interesante y retador. Si partimos que estamos ante una de las formas de expresión y comunicación más antiguas y sofisticadas que la humanidad haya tenido desde siempre, veremos como todas las culturas las han vivido de una manera particular, marcando en parte, su forma de vida y desarrollo.

Nos encontramos ante la forma más artística, sutil y a la vez compleja a través de la cual el ser humano ha dejado conocer algo de ese mundo misterioso y fantástico de su interioridad. Un yo interno propio e irrepetible, pero con el bagaje de toda la historia del hombre en cada ser,(como diría Jung“la memoria colectiva”. Y actualmente, los hallazgos que está aportando la neurociencia, al advertir que el 50% de la herencia genética del individuo proviene de sus antepasados: padre, abuelos, hasta los primeros hombres primitivos, y con ella un infinito abanico de posibilidades y tópicos. El otro 50% de sus genes se estructuran con el aporte de las vivencias, experiencias, emociones, etc., acumulas durante la existencia de la persona). 

 

Los caracteres de la personalidad de todo ser humano, necesariamente, está condicionado por múltiples causales provenientes: de su época histórica, su civilización y connotación social en la que por azar nació y se desarrollo. De allí que uno de los canales de comunicación que el hombre ha usado para mostrar al mundo, algo de su complejo “yo-social” interno, ha sido el erotismo que manifiesta en su comportamiento y expresión corporal con que asume la vida y la sensualidad que tapiza buena parte de sus actividades humanas.

 

Desde los albores de la civilización el erotismo ha tenido su protagonismo, en episodios que perfilaron algunos destinos de la humanidad. Recordemos el relato de Sodoma y Gomorraciudades en el territorio de Moab, hoy Jordania; perdidas en medio de la injusticia y los placeres de la carne son ejemplos de sociedades que fueron victimas de la exacerbación y vivencia sin límites del erotismo líder anárquico de todas las pulsiones ocultas de aquellos seres que fueron cegados por su exuberante e inmanejable existencia. En lo que fuese la ciudad de Ur de Caldea (hoy Irak), patria de Abraham, nacieron los antiguos cuentos de Bagdad de” las mil y una noches”,proligas en sus innumerables facetas de la sensualidad oriental vivida por sus fastuosos gobernantes y sensibles súbditos. Danzas adornadas por la belleza y sugestión de sus mujeres libidinosas que seguramente hasta en sueños fantaseaban

Desde la milenaria India llegaron las enseñanzas del Kamasutra, en el arte del amor carnal. Allí el lenguaje del erotismo alcanzó su cumbre, mostrándolo como recurso válido y propiciador dela comunicación suprema y más profunda que dos seres pueden lograr en la comunicación intima en el amor físico.

 

Un fugaz vistazo al interior confidencial de los grandes imperios: Egipcio, Sirio, Persa, Mongol, el Macedonio de Alejandro Magno…, hasta en la modernidad de la Europa colonialista y en la lucha por la independencia de los pueblos sometidos, que se sucedieron a lo largo de la historia de conquista de los territorios, siempre dejan intuir la sin igual influencia para bien o para mal, que tuvieron las relaciones entre los grandes protagonistas y las mujeres que pasaron por sus vidas. Dicho lenguaje siempre tuvo un común denominador: la pasión generada en las libidinosas y sensuales relaciones con la mujer y la sutil influencia ejercida

 

Si dividimos en forma simple (sin que deje de ser interesante) la humanidad actual en: oriente y occidente, veremos como sus diferencias sustanciales en su filosofía de vida y religiosidad, van de la mano con la expresión de la sensualidad y el erotismo en estos dos antagónicos mundos. Oriente, en donde sus mujeres guardan detrás de sus conservadores y fúnebres atuendos, como preciado tesoro para su esposo, todos los encantos de su belleza y sensualidad. Solamente, al regalar una sonrisa, esas mujeres dejan ver la fuerza que su interioridad y erotismo que solo pertenece a su cónyuge. El mundo que las rodea no puede ser testigo de todas las fuerzas y tendencias  que se agitan debajo de sus enfriadores atuendos. Su comportamiento en su entorno, está tipificado por la austeridad y el recato. 

En occidente, la piel de la mujer tiende instintivamente a buscar el sol. Su ligera vestimenta deja mucho que insinuar y muy poco que imaginar. La fuerza de su sensualidad y erotismo encuentra sin censura un sin número de canales para mostrarla y promocionarla al mundo: la moda, los cosméticos, su participación protagónica en la sociedad de consumo, su explotación en la comercialización y mercadeo, etc.; en donde desbordan todas las pulsiones y tendencias eróticas que su educación y filosofía de vida les permiten, con libertad permisiva.  Así, el bello cuerpo es alcanzado fácilmente por la vista de todos, su sentido de pertenencia es universal y pregona a cada momento el goce de su libertad de ataduras a un solo individuo y a la sociedad que impávida contempla sin entender la “revolución de valores y expresiones” que nos presenta el modernismo. 

El hombre en oriente vive cargado de normas en su vida profundamente religiosa. Ordena cubrir con una túnica verde los hombros descubiertos de las turistas que curiosas ingresan en las fastuosas mezquitas del Cairo. Sienten que la piel de la mujer es incompatible con la presencia de su profeta. Ellos intentan a diario vivenciar su existencia enmarcándola en sunormatividad religiosa. Viven encaminando el sentido a sus vidas, hacia el faro guía a la trascendencia. Su existencia gira en torno al más allá”, a diferencia de los occidentales que viven para el “aquí y ahora”. De allí su equipaje es más liviano, al ir de paso por la vida, deben llevar algo cómodo para el camino, libre de ataduras y esclavitudes. 

Sin embargo el manejo de los sentires viriles que despiertan la sensualidad de las mujeres occidentales, que pasan por sus calles y mercados, tienden a desbordar su libido (quizás reprimida en publico). Basta observar  en un bazar del Cairo (Egipto), como los mercaderes musulmanes buscan  ansiosos la más mínima situación para acercarse, rozar o tocar rápidamente, los cuerpos o senos de las turistas que deambulan fascinadas por sus bulliciosos mercados, tapizados  de  productos exóticos.   

 

El pecado y la sensualidad erótica cohabitan en un punto bisagra poco claro en las tres religiones monoteístas. La sensación de pecado, desacato o injuria en contra de los principios religiosos, siempre conlleva sentimientos de mal estar, remordimiento, pudiendo llegar al desasosiego. La educación religiosa, ha dejado en sus seguidores muchas inexactitudes en lo concerniente al límite existente entre la sensualidad erótica y el pecado en sí. ¿Cuál es el punto en dónde la censura tiene valides?. La falta de claridad y ambigüedades en el conocimiento de este limite, es el responsable que un sin número de personas han sido censurados tanto por su propia conciencia, como por la soterrada censura social. Definitivamente, dicho punto solo está dado por la intencionalidad del acto o comportamiento. La conciencia, la intención  y la paz dejada por el episodio vivido, son los parámetros que pueden condenar  o exonerar  lo punible que pueda tener la sensualidad y el erotismo que acompañan a ciertas vivencias humanas. 

 

Todo ser humano necesita de poseer canales o vías, por los cuales pueda exteriorizar desdesu yo interno, todas esas pulsiones y tendencias morbosas que deambulan por su inconsciente, heredadas de la condición humana, y matizadas por el patrimonio cultural de la civilización a la cual pertenece. El hecho de poder sacarlas al exterior de su yo, es una terapia y alivio en el manejo de dichas fuerzas. Al no poderlo hacer o al sentirse inhibido por las leyes religiosas o sociales, esa energía para-libidinosa se puede voltear sobre el individuo y causarle desajustes e inestabilidades a nivel neurótico, y el estrés y la ansiedad iniciar el camino deldesajuste comprometiendo la calidad de vida y relaciones con el mundo circundante. De allí que para las parejas legítimamente casadas, por el rito que sea, les es permitido dentro de su vida intima hacer uso de todos los recursos al alcance del más sofisticado erotismo ysensualidad. En cambio, los solteros que mantienen relaciones estables o transitorias, si son censurados por hacer uso de esos mismos recursos, al no ser avalados por su sociedad o su religión. Contradictoria posición frente a una misma realidad vivencial.   

 

Ahora bien. La exteriorización del mundo interior que cada uno tiene dentro, único e irrepetible, al ser mostrado por la sensualidad erótica, produce efectos diversos en las personas que presencian ese momento. Algunos disfrutaran de su colorido y extravagancias; otros, insensibles dejaran que pase de lado. Aquellos, lo evitaran por temor a contaminarse de algo prohibido. Ellos, notaran preocupación al sentir identidad con ese mundo misterioso y escondido. Pero lo que realmente preocupa de las personas que entren en contacto con los visos de la interioridad del sexo opuesto, son las posibilidades de atracción complementaria de aquel mundo interno, que de una manera atractiva y novedosa se muestra ante su sentir. Surge allí, una de las más fuertes y frecuentes causas de la infidelidad humana. El fantasma de la infidelidad puede llegar sorpresivamente a tantas personas que quizás han permanecido en el letargo y apatía sentimental con su pareja, por largo tiempo. Tanto los precusoresenemigos de la vida de pareja como la rutinaria convivenciala apatía sexual, la incomunicación, etc., propician que fácilmente se sucumbe ante los encantos de la sensualidad de otro ser, que atractiva y sutilmente invita a conocer y disfrutar ese mundo interior que siempre se intuye hermoso, nuevo y propulsor.

 

El “talón de Aquiles” de buena parte de las parejas que entran en crisis debido a la infidelidad de uno de ellos, especialmente, cuando los varones transitan por el ”demonio del medio día”,en los albores de la década de los 50, está dado por la aparición del erotismo y sensualidadque con sus mil formas, ocupa fácilmente los espacios vacíos e inciertos socavados en la personalidad en inestabilidad afectiva. 

 

Es una realidad. La educación que recibimos en occidente con relación a la practica del erotismo y la sensualidad, ha sido dada en su mayoría, por los medios audiovisuales, y de comunicación hablados y escritos, en donde existe una mentalidad mercantilista y consumista que contamina todo lo que pase por sus “fauces”. El lenguaje de la sensualidad y su componente erótico, han sido utilizados por los medios como armas contundentes y por cierto, muy eficientes para llegar al sentir del consumidor, creándole necesidades, muchas de ellas fatuas y efímeras. Así, aumentan en forma increíble, las ganancias comerciales para toda la maquinaria del mercadeo y la globalización, rindiendo de ésta manera culto a los nuevos dioses de pies de barro de la sociedad actual.

 

Quizás el arte, con sus múltiples facetas, es quien a través del tiempo, ha abierto en forma esplendida, sus puertas y recursos para que la sensualidad y el erotismo se manifiesten con toda generosidad. El artista es el ser que más puede dar existencia a todas esas pulsiones provenientes del “yo interno”, misterioso y desconocido, que experimentamos con especial vigor en este nuevo tiempo. El color, la textura, los elementos, los sonidos, el drama, la actuación, las letras, la fotografía y el sin fin de medios de expresión usados en la actualidad, han logrado mostrarle a la sociedad algo, solo algo, de lo maravilloso y misterioso que habita en la interioridad humana. Cada persona que se coloca frente a uno de esos elementos artísticos, es impresionada por este de una forma única e irrepetible. Nunca podremos saber con exactitud, cómo percibe cada espectador los mensajes subliminales del arte.  Cada uno los capta e introyecta en forma única dependiendo de su idiosincrasia, cultura y estado afectivo en que se encuentra en ese momento. De allí, lo difícil y complejo que es legislar desde la religión y la ley, acerca de  lo bueno y malo, lo permisivo o  lo atrevido de la sensualidad humana, a través  de una de sus más bellas y polifacéticas  manifestaciones: el arte.  En ese mundo no existen las limitaciones ni las ataduras. La libertad expresiva es el timonel. Solamente, la capacidad creativa y destreza del recurso empleado de cada artista, ponen el tope y el límite a lo creado, manado de las profundidades de su interioridad

 

La fuerza de la sexualidad de cada ser busca, desesperadamente, medios de expresión y salidas a la superficie de la existencia. Así, debemos valorar y no censurar las infinitas formas de manifestación de la sensualidad y el erotismo humano, que a través de sutilezas y mil formas, muestran y nos deleitan a diario a los seres que poblamos este desconcertante planeta.               

 

 

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